jueves, 3 de septiembre de 2009

ADIOS DE PRIMAVERA

Airosa primavera que no vuelve
a despertar feliz en sueño henchido,
te marchas en retorno del olvido
y el humo del ayer sólo te envuelve.
Réquiem para el amor que se disuelve,
manjar postrero de mi calendario,
te marchas sin dejar como sudario
aquel clavel que convertí en mi dueño;
te vas sin despertarme del ensueño
que transformó mi cuerpo en un armario.

Atrás sólo ha quedado mi calvario,
la extraña sensación de un alma rota,
el rastro en una playa de gaviota
herida en un paraje solitario.
En este mundo cruento y arbitrario
que dejose tu huella sin medida
te vas sin avisar la despedida,
te marchas, primavera, cautelosa,
dejando que marchita, como rosa,
se esfume con tu adiós también mi vida.