Esta fiel soledad, ruge y espanta,
gime en la noche de melancolías,
me persigue por horas y por días
como un gran huracán que se agiganta.
De hablarle tengo seca la garganta
hasta pedirle que se aparte un poco,
más, sin embargo, la extraño y la invoco
cuando mi libertad pongo en peligro
y por buscarla nuevamente emigro
al solitario rincón, donde la toco.