sábado, 5 de septiembre de 2009

ACASO

Bregan tus manos como mariposas,
desgranan con su andar el pentagrama
vuelan y vuelan, van de rama en rama,
frágiles, delirantes y celosas.
¿Acaso con sus notas melodiosas,
arrancadas tal vez de las entrañas,
tus manos suaves y a la vez hurañas
escarban en el piano la ternura
de un amor bien lejano de cordura
entremezclado con dolor y mañas?

Pues vayan a volar, manos extrañas,
dulces, afables y a la vez mezquinas,
que buscan en las rosas sus espinas
convirtiendo los peces en pirañas.
Déjame hacer censura a tus cizañas
que hicieron blanco en mi cálido pecho
apartándote pues, casi deshecho,
de aquella imagen pura e inocente
donde eras el Maestro complaciente
y no este seductor insatisfecho.