viernes, 4 de septiembre de 2009

ELEGIA A LA ABOGADA MAGDA MONTIEL

Pero, ¡Por Dios!, Cómo besar su mano,
Cómo decirle: ¡Tú eres mi Maestro!
a un ser más que diabólico, siniestro,
que ha hundido mi terruño en un pantano.
¿Acaso sabes del dolor cubano,
donde el miedo te acecha en el hastío,
junto al solemne estómago vacío
que grita solitario allá en la noche,
buscando mitigar con su reproche
aquel futuro tétrico y sombrío?

Que sabes tú, Montiel, de pesadumbre,
de ansiedad, de tenebrosos hechos;
si tus hijos hoy duermen satisfechos
sin que agobie en tu hogar la incertidumbre.
Invitada que en pos de ir a la cumbre
junto a un tirano que a su tierra vende,
besa su mano, y además pretende
que te guíe cuál genial maestro
sin conocer tu verdadero ancestro
que de tanta ignominia hoy se defiende.

Tú vives respirando un aire puro,
puedes hablar y compartir lo bello
y allá en mi Cuba estamos hasta el cuello
malviviendo tal vez hacia el futuro.
Los hogares sin pan, más, en lo oscuro
sofocando calores bajo el manto
de ese miedo que cada vez es tanto
bajo la represión que nos acecha.
Y tú, Montiel, serena y satisfecha
como una virgen alabando a un santo.

Quiero decirte que de tí !me espanto!
porque he dejado en Cuba mis tres hijos
para gritarle al mundo, sin prefijos,
el dolor de mi Patria en cada canto.
Al mirar tu actitud, recojo el llanto
que hoy me lacera el alma desterrada,
y uniéndome a la patria solapada
que tu "Maestro" convirtió en prisión,
no siento más que pena y compasión
por tronchar tu carrera de abogada.

¿Tienes acaso un velo en tu mirada?
¡Cuántos cubanos en la mar han muerto!
huyendo de un país que hoy, en lo incierto
su economía se quedó atrapada.
Cuánta sangre cubana derramada,
cuántos presos y hogares separados;
madres que lloran, hijos fusilados,
dolor y más dolor, "dear" Montiel
y tú besas la diestra de Fidel
justificando todos sus pecados.

Tu gesto y otros más, serán guardados
en el archivo justo de la historia,
y en esas páginas de la memoria
donde escribimos hoy los exiliados,
más que filmados quedarán plasmados
esos abrazos y miradas mudas;
aquellos besos en las manos rudas
que han hundido mi pueblo en el abismo,
por los escollos de un cruel comunismo
implantado en la tierra por un Judas.