A un exponente de la pintura cubana por su obra balseros
Tu pintura me llega galopando
sobre un pincel que te dibuja el alma
sumergida en tu andar de cielo y palma,
solas las balsas ya se ven flotando.
Siguen tus manos al azar rasgando
aquel naufragio cual rugir incierto
cuántos pedazos de cubano muerto
entre los arrecifes y corales
miran los peces como vendavales
del holocausto al universo abierto.
Y tú me llegas, luego, desde el puerto
de tu pintura audaz, tenaz, segura,
con los colores de un dolor que augura
aquel presagio idílico desierto.
Tenéis el corazón casi cubierto
de una lírica imagen prodigiosa
y en cada cuadro, que también es prosa,
rebusco mi semblanza de emigrante
contagiada de ti, fiel dibujante;
allá en tu lira, mi dolor reposa.