Quiero esperar despierta la mañana
para escribirte toda la hidalguía
que se debate allá en el alma mía
gritándole a tu amor con voz malsana.
Quiero llorar por ti y nada emana
por mis ojos cansados y aguerridos
ojos tristes, tal vez languidecidos
de tanto padecer en estos años
que llevo a cuestas como los rebaños
por senderos angostos y perdidos.