Ser madre es entregar desde sí misma
un pedazo de toda tu verdad,
es más que dar de vida tu mitad
para mirar el sol con otro prisma.
Tu rostro, tu dolor, cuando se abisma
el momento de ver tu criatura,
se torna más feliz si se satura
de ese don maternal que es impregnado
como un hechizo santo cautivado
de una divinidad exhausta y pura.
un pedazo de toda tu verdad,
es más que dar de vida tu mitad
para mirar el sol con otro prisma.
Tu rostro, tu dolor, cuando se abisma
el momento de ver tu criatura,
se torna más feliz si se satura
de ese don maternal que es impregnado
como un hechizo santo cautivado
de una divinidad exhausta y pura.